Nosotras/Ellas retrata la naturaleza femenina desde adentro, desde las entrañas
mismas de nueve mujeres que comparten profundos lazos de sangre y afecto. Son
un clan familiar que va mutando por las propias leyes vitales: la más anciana
está muriendo mientras una de las jóvenes quedará embarazada. Y, entre ellas Julia Pesce, la directora, posa la
lente con amorosa sutileza en los cotidianos gestos de su familia.
¿Cómo nace la necesidad de contar y mostrar la
intimidad familiar?
Por un lado el proyecto surge de un conflicto que en un momento de
mi vida se volvió recurrente. Existía una doble sensación con mi entorno
familiar más cercano, me sentía muy afín a este grupo de mujeres y sus formas
de relacionarse pero también me atravesaba cierta incomodidad, contradicciones,
dudas. Ahí surge la idea primera, que ni siquiera era un ¨proyecto¨, apenas un
mirar diferente hacia el grupo y su dinámica, filmarlas me permitía ubicarme en
un lugar distinto al habitual. Después la película se transforma y termina
siendo mas una observación amorosa de este grupo de mujeres que una crítica a
la forma de vincularse, esa transformación sucedió a lo largo del proceso de
trabajo de la película, tanto en el rodaje como en el montaje, fue un arduo
proceso de búsqueda.
Pero yendo un poco más allá de este punto de partida en concreto,
creo que el exponer la intimidad familiar tiene que ver con un interés por
redescubrir lo que de tan cerca a veces se nos vuelve invisible. Leí una vez
mientras trabajaba en mi tesis
“…Nos interesa el gesto
documental porque restaura nuestra relación con el mundo, con la historia y con
el presente”.
Pensar mi relación con el mundo es, entre otras cosas, tener que
volverme hacia mí, e inevitablemente hacia mi núcleo e historia familiar. Mirar
este grupo de mujeres, estos modos de relacionarnos que de tan cerca se me
habían vuelto confusos, borrosos, un poco invisibles. Filmarlas en lo
ordinario, lo pequeño, lo que no pareciera tener importancia, extraer todo eso
del devenir en el que están inmersos me permite re-conocerme, o re-descubrirme,
echar una luz nueva sobre mi relación con el mundo, y extender esto al que esté
dispuesto a mirar y pensar hacia sí mismo a partir de las imágenes.
Lo ordinario es habitualmente descartado en el cine que se consume
pues lo que atrae es más bien lo espectacular, lo extraordinario y no los
pequeños actos, las rutinas, los amores y desamores diarios. Para mi volver la
mirada hacia lo que está cerca, mirar lo que supuestamente conocemos de memoria
y por eso dejamos de prestar atención es un acto de resistencia, resistencia a
la vorágine de imágenes extrañas ajenas distantes congeladas de las que somos
receptores a diario.
El guión te pertenece. ¿Lo
fuiste escribiendo o reescribiendo a medida que los acontecimientos surgían, o
tenías algo ya bocetado, armado?
Tenía unas imágenes grabadas, de un viaje al campo, con la que
armamos un teaser junto a Ezequiel Salinas. Esas imágenes fueron el punto de
partida, después seguí grabando y al tiempo escribí un guion-tratamiento
dividido en secuencias en base al material que ya sabía que tenía y también en
lo que sabía o suponía que podía suceder. Escribí eso, pero después surgieron
cosas que modificaron mucho esa estructura, algunas las incorporamos, y otras
ideas las descartamos por completo. Hay algunas pequeñas escenas guionadas que
escribí luego de que tuvimos un corte bastante cerrado, que incorporamos hacia
el final del proceso de montaje. El guión fue una guía, una forma de ordenar
narrativa y dramáticamente, pero siempre un instrumento maleable que íbamos
armando y desarmando con Lucía Torres, la montajista.
¿Resultó fácil o
complicada la tarea de convencer a las mujeres de tu familia de aparecer frente
a cámara?
Al ser yo parte de ese grupo familiar me fue muy sencillo habitar
los espacios, mi presencia era algo absolutamente normal y mi presencia con la
cámara no alteraba dramáticamente nada, sabían que las estaba filmando y eso no
las incomodaba ni hacía que reaccionaran de un modo distinto frente a las
cosas. A lo sumo se quejaban de que yo no podía sumarme a las actividades o a
las charlas, me reclamaban que dejara la cámara para poder participar de lo que
fuera que estuvieran haciendo. Hubo momentos en los que tuvimos que conversar
acerca de escenas más comprometidas, donde están muy expuestas, como la escena
de la charla por skype o la del parto. Situaciones que finalmente pudimos
encontrarles un lugar y una forma con la que todas estuvimos cómodas. Fueron
muy generosas, no tuvieron miedo ni me censuraron demasiado porque también
sabían que estaba haciendo todo con mucho amor y respeto.
¿Cómo fue la recepción en
los festivales donde fue exhibida?
La película viene de un recorrido por festivales muy hermoso, que
creo que va cerrando. Lo próximo que estamos planeando es el estreno en Buenos
Aires y en el interior del país, la idea es llevarla donde más podamos.
En general la recepción ha sido siempre positiva. Fue muy importante
para mi escuchar como la película atravesaba a la gente. Traté siempre que pude
de acompañar las proyecciones, porque me parece muy importante (y es muy enriquecedor
para mí) escuchar lo que la gente piensa o siente con las imágenes, qué
dispara, qué moviliza. Es redescubrir la película desde la mirada de los otros.
Y es sorprendente como a veces entendés mas la película que hiciste a partir de
esas miradas ajenas, a veces culturalmente, geográficamente muy diversas. Mostrar
la película es la culminación de un laaaargo camino, tan importante como la
primer toma que grabás.
Algo que me impresionó mucho fue como alguna gente, en los
festivales, se acercaba después de las funciones para agradecerme por haber
hecho la película. Eso es muy emocionante.
¿Estás conforme con la respuesta en Córdoba?
Estaba más nerviosa con el estreno en Córdoba que con el estreno en
Suiza… Y es que acá casi todos los que hacemos cine estamos conectados, cerca,
somos amigos, vemos las películas y después nos cruzamos en rodajes, en
fiestas, en proyectos. Cuando sos un X,
un anónimo como podés ser en un festival grande, donde hay muuucha oferta de
películas y la tuya es una opción más en una abultada grilla no te sentís tan
expuesto, es menos probable que la gente con la que te cruces haya visto tu
película… Córdoba es pequeña, y el mundillo del cine local más pequeño aún. Así que estas ahí, medio desnudo frente a este público. En una película como la
mía mas desnudo aun!
Para mi estrenarla en Córdoba era muy importante, es mi ciudad, acá
se hizo la película, acá nació. Y compartirla con mi gente, familia, amigos,
colegas era el paso final, el cierre de un largo proceso, muy necesario. Fue
muy hermoso ver la sala llena, compartir.
Julia Pesce es cordobesa, recibida de Técnica Productora en Medios Audiovisuales
en la UNC. Es mamá de Fermín, de casi dos años, y sueña con filmar “una película chiquita pero intensa de
ficción”. Entre sus experiencias previas a Nosotras/Ellas, se cuentan: Asistente de dirección en Criada (Matías Herrera Córdoba),
Directora de arte en TresD y Asistente
de arte en De Caravana (ambas de
Rosendo Ruiz) y Ambientadora en La purga
(serie televisiva dirigida por Pablo Brusa y Claudio Rosa). Actualmente está
trabajando en un nuevo proyecto personal, aun muy incipiente. Aunque el
panorama para la actividad no sea muy promisorio, sentencia: “nosotros sabemos cómo hacer cine con poco, así
que sobreviviremos haciendo películas pequeñas pero no menos importantes”. *
Jackie Bini
* Esta nota fue publicada en la Revista Cultural Desterradxs (Córdoba, Arg.)
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