Nicolás Acosta Koenig: La verdadera escuela de cine son los rodajes

Nicolás Acosta Koenig  tiene menos de 30 años, nacido en Bolivia y nacionalizado argentino y alemán, reside desde 2005 en la capital cordobesa, donde también ha comenzado una promisoria carrera dentro del cine.  Agradecido por el estímulo de sus padres y la experiencia inicial en el cine en el secundario República de Italia; trabaja principalmente en las áreas de Dirección, Guion, Montaje y Fotografía, mientras cursa la licenciatura de Comunicación en la Universidad Blas Pascal.
En 2017 lideró el equipo ganador en Córdoba del 48 Hour Film Project, la más grande competencia cronometrada de cine del mundo. El Proyecto ha llegado ya a todos los rincones del mundo. Los cineastas de Asia, Australia, Europa, Oriente Medio, África y las Américas compiten para ver quién puede hacer el mejor cortometraje en un fin de semana. Nico dirigió El Olvidao, convirtiéndose en el representante local para la competencia internacional.

¿Qué significa el 48 HFP para estudiantes y cineastas?
No sé que significará para otros realizadores, pero en mi caso se trata de un espacie de prueba y error. Una oportunidad, una excusa para filmar y hacer cine contando con un grupo que comparta una misma motivación, un espacio para ser ambicioso y hacer cosas que de otra forma no intentarías (ya sea por tiempo o producción ). Pese a ser una antiforma  del cine como lo estudiamos (mucha preproducción, con tiempos prolongados para el montaje y la post, decisiones muy pensadas, para trabajar personajes y profundizarlos), es una forma válida. Es llevar una producción al límite, a un máximo de estrés y por alguna razón los que lo hacemos parecemos amarlo. Es la excusa perfecta para ver lo que hacés en una pantalla grande, compartirlo y que te compartan, y un pequeño reflejo de lo que pasa en Córdoba a niveles de realización.
¿Cómo se llamó tu grupo y cómo fue conformado?
Mi grupo se llama Breve Films y fuimos 35 personas entre técnicos  (27) y actores (8). Al principio éramos un tentativo mucho más reducido, y a medida que crecía nos preguntábamos siempre si no estábamos complejizando  en vano, pero cada persona que se sumó cumplió un rol clave en la realización. Todos se entusiasmaron con la idea de armar algo de época y ya después de la primera reunión había varios grupos de whatsapp creados donde todos tiraban un popurrí de propuestas, ideas y contactos. Se siguió sumando gente hasta dos días antes de la competencia.  Lo más desafiante fue la comunicación entre áreas,  un montón de personas que nunca habían trabajado entre sí (los íbamos sumando entre Rodrigo Maciel, el jefe de producción y yo). Rodri y Gabi Catalán encabezaron un grupo de 7 productores donde cada uno de ellos hacia de puente directo con cada área para le gestión de equipos y elementos (aparte de conseguir todo lo que hacía falta, rotular, organizar búsqueda y llegada, transporte, comida, espacio para descanso, entre otras cosas) y eso sumando la complicación de trabajar algo de época y con un rodaje que implica varias locaciones repartidas a lo largo de un terreno de 130 hectáreas que estaba a dos horas de Córdoba  (lugar del sorteo y entrega). En ese sentido y en todos, el equipo no podría haber sido mejor. Aparte de profesionales pro activos, un hermoso grupo humano de amigos con quienes vivimos mil anécdotas en 48 horas, y un equipo que creo quedará conformado y ya cuenta con próximos proyectos. En ese sentido siempre me sentí seguro y confié en ellos.
¿Cuál es la dinámica del 48 y qué consignas recibieron en esta edición? 
El 48 empieza un viernes a las 19 con el sorteo de consignas (dos géneros por grupo) y con la entrega de las consignas oficiales que aplican a todos los grupos participantes. Esas reglas incluyen un objeto que debe sí o sí ser incorporado en la historia, una frase que debe ser dicha, oída o leída, un nombre para personaje y un oficio. De ahí en más uno cuenta con los dos días para guionar, preproducir, producir y postproducir un cortometraje lo cual es en realidad una locura. Por lo general hacer un corto toma meses e incluso años según quién y con qué pretensiones  lo realice. 
Ahí entra en juego la parte azarosa de todo esto: si uno no está listo ni cuenta con los recursos, un musical puede ser el fin de un grupo o el inicio de algo muy bueno. En nuestro caso, por ejemplo, tuvimos la gran suerte de recibir por sorteo el género de film de guerra o antiguerra , un espejo como objeto, Lázaro Campos como nombre de personaje e inventor como oficio (todos elementos compatibles con el mundo gauchesco de 1870 que nos habíamos propuesto retratar), ahí entra la preproducción que cada grupo realiza de una u otra forma: este año se hicieron varios films de época, un corto animado y espectaculares propuestas estéticas que sin un momento de previa reflexión y organización no habrían sido posibles.
¿Con qué contabas antes de iniciar el rodaje y qué decisiones debieron tomar sobre la marcha? 
En nuestro caso ya sabíamos un mes antes que íbamos a apostar por lo gauchesco. Cuatro años atrás yo había planteado un guión irrealizable que ocurría en ese mundo, imposible por cuestiones de producción e incontable porque el guión en retrospectiva no termina de cerrar. Pero las ganas quedaron. Siempre sentí cierta fascinación por nuestra historia, por narrar algo en ese mundo que tuvo un fuerte paso por la literatura pero uno no tan actual por el cine local. Y teniendo en cuenta las apuestas de años pasados por parte de varios concursantes me decidí por proponer adaptar cualquiera fuese el género que nos toque, a ese mundillo. No fue un riesgo menor: sinceramente no se qué malabares hubiéramos tenido que hacer si el género que nos tocase fuera musical, comedia, o un celular de objeto... o una profesión tipo ingeniero informático. Realmente nos favoreció la suerte.
Al sorteo llegamos con un sinfín de vestuarios conseguidos previamente por arte y producción  (obtenidos de los lugares más recónditos e impensables; mucha ropa nos fue enviada desde La Rioja, aportada por museos y otras prendas fueron íntegramente confeccionados por el departamento de arte). Sí tuvimos que improvisar armas de fuego, y otros elementos. 
También contamos con la previa ayuda de la rural de Jesús María que nos proveyó una camioneta 4x4 para el transporte de equipos y personas en esas 130 hectáreas. El campo en cuestión fue una cortesía de Martín Soria, quien también nos dejó a disposición caballos y prestó varios elementos aparte de asistirnos con información histórica. También pre elegimos a los actores, apuntando a los más barbudos y de rasgos autóctonos. No podríamos haber contado con un mejor elenco. 
El guión y el manejo de los actores es otro aspecto fundamental
El guión fue todo un tema. Lo escribimos a la noche y leímos frente al equipo técnico a las 5 de la mañana. Al ver las caras semi dormidas y llenas de preguntas sentí que algo faltaba y junto con los coguionistas (Meli Giordano, Tomás Roldán y Rodrigo Lazarte) empezamos a replantear todo. Básicamente se reescribió sobre la marcha, a veces tomé decisiones que no llegué ni a comunicar bien (sólo pedir a arte que maquillen a tal actor y a cámara que cambiemos tal plano) lo cual casi desemboca en caos. De hecho, más de un técnico no sabía de qué iba el corto hasta que lo vio terminado. En ese sentido el trabajo con actores varió mucho. En algunas escenas ya estaba todo charlado, ellos tenían pautas puntuales (con la constante invitación  a improvisar y sumar  cosas. Siempre y cuando respeten los puntos clave estoy a favor de que agreguen gestos que crean pertinentes. Entre toma y toma eso se va lijando). Para las escenas improvisadas, confiamos mutuamente. Suma que ya había laburado con varios de los actores previamente (Luciano Di giorgi, Daniel Aimetta). Y que aquellos con los que trabajaba por primera vez confiaban en mi y en el equipo (Camilo Araya terminó ganando el premio a mejor actor secundario, y Ricardo Pinelle fue simplemente un 10).
La recreación de época es muy buena, ¿cómo se trabajó en esa área? 
Eso es mérito de arte y producción. Mucha investigación y mucha ayuda por parte de entidades oficiales, como también de familia y conocidos. La directora de arte es Belu Manitta que lideró a un grupo que simplemente la rompió. Junto con Martín Gasparini que hizo de enlace entre arte y producción y bajo una serie de criterios establecimos centrarnos en los alrededores de 1870. Contextualmente nos encontramos con una Córdoba militarizada y dos conflictos bélicos que atravesaban a la Argentina: la conquista del desierto y la guerra de la Triple frontera. Aparte que en esa época hay un cambio drástico en la moda, pero al estar tan cerca del fin de la moda pasada y ser tan nueva la contemporánea, podíamos incorporar elementos de ambas 
¿Por qué El olvidao?
Porque surgió 10 minutos antes de la entrega del trabajo. No lo habíamos pensado antes y en la adrenalina del momento recordé la chacarera de Garnica. Todos sentimos que de alguna forma iba con la historia, ese melodrama recurrente del gaucho desarraigado que deserta y no es nadie, no tiene relevancia.
Tu experiencia de rodaje
La verdad que fue una locura. Fe una de las experiencias más lindas y a la vez más al límite y jugadas que tuve. Pasó de todo. Tormentas que amenazaban con llegar, luz muy cambiante, caballos que hacían de las suyas (siempre es un tema laburar con animales, ninguno está acostumbrado a las luces y cámara, los asusta) y de hecho uno de los productores (Pablo Rearte, el productor de locación) terminó con una fractura múltiple después de caer de uno de los caballos. Era una locación inmensa y muy repartida (río, bosque, la pulpería) y entre ellas nos tardamos casi 2 horas en los distintos viajes que hacia la chata. Parte del equipo técnico viajaba en la caja, junto con el carro de travelling, las vías y las luces, colgados, parados, trepados. Recuerdo salir del río, con los zapatos chorreando agua, el sol poniéndose y la temperatura descendiendo drásticamente y pensar que aún quedaba medio guión por grabar. Terminamos con muchísimas anécdotas.

¿En qué consiste obtener el primer premio? 
Implica que el jurado te vota como corto que representará y participará en el Filmapalooza, cierre mundial con todos los cortos ganadores. Es decir que es el mejor corto de la edición según el grupo de jurados. Los organizadores, que son unos genios,  también logran sumar cada año más premios monetarios o vouchers y de más. En nuestro caso eso significó una linda suma, que igualmente no lleva a lograr más que silenciar los números rojos que nos quedaron... semejante producción implicó una buena moneda. Más allá de lo monetario, una inmensa satisfacción. Una puerta abierta para seguir filmando y mucha alegría tanto para el grupo como para amigos y familiares. 
¿Qué camino le espera al corto de ahora en más? 
A la versión oficial que se hizo en el 48, viajar a París. Ojalá podamos acompañarla, ya rompemos el chanchito y estamos ahorrando. Si queda allá, como ganadora, sigue hasta Cannes. Igualmente, con haber llegado hasta allí me alcanza y sobra. Aún queda mucho camino por andar. A la versión extendida la estamos editando (tenemos muchísimo material, calculo que tendremos una versión de alrededor de 15 minutos), le espera un envío a festivales y una proyección para amigos y familiares. Veremos que sale.
¿Y tu carrera hacia dónde va? 
 Recién empiezo, estoy dando mis primeros pasos y me queda tanto por aprender (y espero que siempre siga así),  Creo que ese es un proceso que nunca termina. Sí tuve la suerte de participar en varios rodajes en los últimos dos años, varios de ellos de la mano de Rosendo Ruiz. Eso me sirvió un montón,  fue un espacio de aprendizaje invariable (cabe aclarar que siempre participé en cargos menores). Pero está bueno ver grandes rodajes de cerca y soñar un poco que algún día pueda generar algo similar. Ideas no faltan, pero no tengo apuro. Estamos viendo de armar un proyecto en el cual llevo trabajando hace bastante, mi primer largometraje. Pero por ahora no hay nada dicho. Realmente recomiendo a todos los que hagan cine o quieran hacerlo que graben. Todo lo que puedan, en rodajes de amigos, de conocidos o ajenos a los cuales accedan de caraduras. Creo que la verdadera escuela de cine son los rodajes.


Jackie Bini

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