Cine, pandemia y después

En 2020 el cine fue una de las tantas prácticas que se perjudicaron con el devenir de cuarentenas y aislamientos. Cese de funciones y talleres en todas las salas, cierre de cines emblemáticos en la ciudad de Córdoba, suspensión de rodajes, festivales y encuentros. Sin embargo, a medida que el año avanzó comenzaron a florecer reuniones y debates vía zoom o meet, educación remota, festivales virtuales y películas al alcance de todos. Dialogamos con cinco referentes que son protagonistas en Córdoba desde distintos lugares de la actividad, quienes nos cuentan de primera mano su visión y experiencia en un año tan particular.  

 

                                                                                             Esquirlas (Natalia Garayalde, 2020)

Alejandro Cozza es flamante presidente de la Asociación de Amigos del Cineclub Municipal, director, guionista, docente, programador, crítico y propietario del videoclub Séptimo Arte. El que sigue es el panorama en sus palabras:

–Ha sido un año bisagra en un montón de cosas, donde todavía no tenemos idea de la dimensión de lo que pasó y de lo que vendrá. Que no se hayan podido abrir los cines, que se hayan cortado un montón de estrenos, que no se hayan rodado películas, que haya esta proliferación de plataformas y de lo online, que el visionado ahora sea en casa, todo eso ha cambiado el panorama muchísimo. Hay que ver cómo se reacomoda todo, qué pasa con los consumos del público, si la gente vuelve a las salas. Lo online ha llegado para quedarse, hay que ver cómo esto reordena un mapa de consumos, hacia dónde se direccionan los gustos, los criterios, las selecciones. Y bueno, el cine argentino y cordobés no está para nada exento de esa realidad. Ya será todo otro mundo a futuro saber dónde van a parar las películas, cómo se distribuyen, quiénes y dónde ven las películas, cómo se llega a un público, si se tiene respuesta de ese público. Hay un montón de cosas a favor del online, se ha llegado a muchísimos lugares, eso no lo niego, pero al mismo tiempo no se tiene recepción alguna, es como tirar una botella al mar. Y si te cuentan que tiene muchos likes eso que has mandado, esa película que soltaste al éter del internet, ¡bravo! Buenísimo si le fue bien, si obtuvo alguna mención o premio en algún festival que se hizo online. Pero al mismo tiempo sabemos, y los cineastas somos muy conscientes de eso, que la calidad de todo eso está muy depreciada. Se labura para una sala de cine y con calidad de imagen y sonido para una sala. Online no es lo mismo, la recepción no es la misma. Como público nos hemos visto sobresaturados de ofertas y opciones en línea, y no podemos saber dónde nos llega, dónde nos pega, dónde nos interpela. Que hemos visto toneladas de películas, de información y que estamos sobresaturados de ellas, nadie lo duda. Ahora, la calidad y recepción de todo eso, no lo sé. Y un realizador también tiene que pensar cómo se va a posicionar frente a este panorama a futuro. El cine argentino vivió esta realidad de tener un montón de estrenos online, en plataformas CineAr o lo que fuese. En donde a algunas películas les fue mejor que a otras. Algunas quedaron perdidas, otras habrán tenido algún tipo de rédito. No se ha podido producir, no se ha podido hacer cine. El rol del INCAA ha sido muy pobre a lo largo del año. Las asociaciones en general están muy descontentas con la falta de apoyo del INCAA para el sector audiovisual. Si uno quiere tomar como parámetro lo que fue el último Festival de Cine de Mar del Plata, para el cine cordobés fue bastante positivo. A las películas locales Esquirlas, Un cuerpo estalló en mil pedazos, Homenaje a la obra de Philip Henry Gosse -el cortito genial de Pablo Weber- y Las motitos, les ha ido muy bien. Han tenido repercusión, son películas que se filmaron antes, que se terminaron como para poder ser exhibidas durante la pandemia. El problema será lo que vendrá a futuro, creo que ahí es donde se abre el gran interrogante. Con todo el sector discutimos larga, y amargamente a veces, todo lo que ha pasado, qué es todo esto, para dónde se va y qué nuevo panorama nos deparará el 2021 respecto al cine, las salas y la realización audiovisual en general. Hay una proliferación de nuevos formatos, eso sí es positivo. Pero todo es un gran interrogante y es difícil hacer un balance más acabado.

 

Rosendo Ruiz es director de filmes multipremiados como De Caravana, Tres D, Casa Propia, entre otros, también guionista y actor. Así expone sus impresiones del año:

–Como realizador, lo que hice fue enfocarme en las actividades de mi profesión que no requieren el encuentro presencial con el equipo. Nosotros en este año de pandemia reescribimos un guion y elaboramos un proyecto desde cero, tenemos una película nueva. A Tunga la reescribimos y avanzamos en todo lo que son acuerdos de producción y estamos listos para largar la preproducción y el rodaje. Y, mientras tanto, desarrollamos otro proyecto que se llama La moza y que está listo para presentar al INCAA. En ese sentido, me aboqué a esta actividad que es la escritura y el desarrollo de proyectos. Además, aceleramos la subida de todas nuestras películas a las plataformas. De Caravana y Casa propia fueron a Qubit y después, todas las películas decidimos subirlas a YouTube al canal Changuita films. Como cineasta, no como cinéfilo, fue un año super productivo. Pero para la cinefilia fue un año de mierda. Los cinéfilos sobrevivimos el año viendo películas en nuestros hogares siendo que esencialmente se requiere del encuentro con el otro frente a una pantalla grande.

 

Sofía Ferrero Cárrega es crítica de cine, programadora del Festival Internacional de Cine Documental de Buenos Aires, actriz y docente. Sobre lo que se vivió en 2020 dice:

–Me parece que en términos de cinefilia tuvimos acceso a un montón de material y de festivales que se hicieron virtuales, a los que no podíamos tener acceso si no íbamos a esos lugares. Por ejemplo, yo nunca fui al Festival de Mar del Plata y este año vi bastante del festival. Eso, por un lado. Por otro, la gran movida solidaria, que me parece crucial. No solamente de las productoras que al principio de la cuarentena largaron muchas de películas de forma gratuita sino también de los festivales que pusieron a disposición, por supuesto que con limitaciones geográficas, de muchísimo material. Por ejemplo, el de Mar del Plata o Han, un festival coreano a través de la página CineAr. Otros festivales los pude ver por Filmin, una página que es europea y que hay que pagar, pero estaba todo subido. Como cinéfila creo que vi mucho más material de festivales que cualquier otro año, en términos de lo que podía hacer por motu proprio. Esto, en un punto, suplió la ausencia del seminario de Roger Koza que desde que volví a Argentina lo estoy haciendo metódicamente. Al mismo tiempo, siento que en el Festival de Mar del Plata las que más me fascinaron fueron cordobesas, de la misma productora y con el mismo equipo, si bien no son películas de este año, son producidas el año pasado y presentadas éste. Esquirlas y Un cuerpo estalló en mil pedazos, el mismo grupo de trabajo, a veces director, editor, productor. Me quedé realmente alucinada con ese laburo. Y en términos de acceder a otras cosas, pienso que la gente, disponiendo de otros tiempos (bueno, los que no estuvimos estallados de laburo como los docentes de algunos niveles) creo que pudimos repensar qué vemos en el tiempo que tenemos. Nos hemos dado cuenta de lo pasados de rosca que estábamos, con la locura de la rutina y la vida cotidiana, que te lleva puesta. Le hemos dedicado más tiempo a ver cosas de calidad, y no a seguir la corriente de lo que muchos estaban viendo para no quedarnos afuera o cosas que necesitábamos para no pensar en nada y vaciar la cabeza. Entonces creo que muchas personas han descubierto otro tipo de cine, han tenido más tiempo para salir de Netflix, por ejemplo, con otras propuestas. Ha sido un año muy iluminador para el cine en general.   

 

Carla Briasco y Eduardo Leyrado son productores de cine y directores del Festival de Cine Independiente de Cosquín (FICIC). Esto aportan a manera de balance:

–Un año que nos atraviesa a todxs y en algún modo nos iguala, la pandemia generó cambios y transformaciones y el cine no estuvo alejado de esto. En particular desde FICIC fuimos uno de los primeros festivales del país que, de manera anticipada y poniendo el cuidado por sobre todo, suspendió su edición. Decisión difícil que tomamos en marzo, la cercanía del festival (mayo) hacía que su pre producción se viera afectada y luego se precipitó el aislamiento. Sería nuestra décima edición, soñábamos ese momento porque para un festival la continuidad es un gran valor, pero estamos convencidos de que este impasse no será un freno constante, sino más bien una transformación.

En FICIC creemos y sostenemos la idea del encuentro colectivo presencial en la sala, pero también somos responsables y no vamos a exponer a ninguna situación de riesgo a espectadores, colaboradores o a la comunidad.

En Córdoba sucedió algo muy importante en este tiempo para quienes encendemos las pantallas en las regiones de la provincia. En el mes de julio los festivales y muestras audiovisuales nos unimos y llevamos adelante “Contagiate de Cine”, un encuentro virtual que nos permitió mantener el contacto con nuestros espectadores y seguir profundizando el objetivo con nuestras audiencias, proyecciones, conversatorios organizados de manera colectiva por más de 15 espacios.

A nivel nacional los festivales atravesamos una lucha inesperada (que no está vinculada con la pandemia): tener que defender frente al INCAA el programa de Festivales Nacionales. Sostenemos la importancia de un instituto que garantice el fomento y la exhibición del cine a nivel federal, y creemos que el programa actual puede perfeccionarse siguiendo en la órbita del INCAA como su garante en todo el territorio.

Este año sin dudas movilizó muchas cosas, desde FICIC vamos a seguir construyendo y aportando a los espacios de exhibición del cine en Córdoba. Aquí hay recursos, talentos y un público ávido por participar de los momentos presenciales o virtuales (que llegaron para quedarse) y que fortalecen a cada comunidad desde la cultura.

 

Jackie Bini

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