El último cuadro de Luz Belmondo

Todos los sábados, a lo largo de un año, un grupo de personas se reúne para hablar de cine, aprender, compartir y pensar una película. A las pocas semanas de iniciado el taller, a los integrantes se les pide que traigan una historia para contar. Se escuchan todas, con más atención algunas, con más intriga otras. Finalmente seleccionan una, que pasará por meses de modelado, en los que será alimentada, criticada, re inventada. Con algo concreto para contar, el taller se sumerge en etapas de pre-producción, financiamiento y rodaje. Pasado un tiempo, y tras una ardua postproducción, la película se exhibe en pantallas locales y nacionales. Algunas copias, incluso, hasta viajan a festivales. Sintéticamente, este es el proceso de las películas nacidas bajo los talleres de creación colectiva que emprendieron Alejandro Cozza, Inés Moyano y Rosendo Ruiz. Primero fue El deportivo (2016), luego Camping (2017), y ahora es el turno de El último cuadro de Luz Belmondo, estrenada el 23 de mayo de 2019 en el Cineclub Municipal de la ciudad de Córdoba. Autofinanciada con lo generado por el propio taller y gracias a una exitosa campaña de financiamiento colectivo a través de una plataforma online, la nueva comedia ya comenzó su recorrido por las salas.
El director de las celebradas películas cordobesas De caravana y Casa propia, Rosendo Ruiz, nos cuenta sobre la experiencia: “Empezar el proyecto de una película-taller es realmente fascinante. Es sumarse a un grupo con el cual sabés que vas a terminar el viaje sí o sí con una peli. Por un lado es un vértigo tremendo, porque hay veces que un guion lleva años hacerlo, y aquí nos conocemos por primera vez en marzo y en noviembre ya estamos de rodaje de un largometraje. Eso es básicamente amor al cine, a hacer películas, a contar historias, a expresarse. Y yo agregaría que también es amor a los vínculos, a generar vínculos fuertes con personas. Todos se hicieron amigos a partir de los encuentros en el taller. En ese sentido el cine es maravilloso. Amo ver películas porque aprendo, conozco mundos, gente, historias; pero igualmente amo hacerlas, porque también aprendo muchísimo. Aprendo todo el tiempo, a bancarme la hoja en blanco, los procesos creativos, momentos tensos. Por eso el cine es maravilloso desde los dos lados, desde ser espectador y desde ser realizador. La particularidad de El último cuadro de Luz Belmondo fue la complejidad de la historia y el meternos con el humor. Es una comedia, me di cuenta desde los ensayos que iba a virar para ese género. Y acepté el desafío de contar esta historia con tantas aristas, tantos personajes, y fue aguantar la ansiedad y seguir adelante, sabiendo que íbamos a terminar filmándola. En el grupo había varias cabezotas trabajando en la construcción del guion. Eso me daba cierta tranquilidad y, a la vez, sabía que tomaríamos riesgos y eso es lo que me daba mayor adrenalina y concentración. De esos riesgos puede salir algo nuevo y, generalmente, bueno. En esta película estoy contento porque creo que es claramente la primera comedia hecha en Córdoba, tiene personajes entrañables. Muy conforme con las actuaciones, yo que estuve más en esa área, ninguna desentona, al contrario, hay algunas que en muchos momentos son un '10'. Otra de las particularidades de esta película, que como dije es compleja, con muchas líneas narrativas y personajes, es la edición. Era todo un desafío el montaje. Usar una nueva sintáctica cinematográfica, a la que se le sumó una música de apoyo en todo momento. Trabajamos muchísimo en la edición, hasta que la 'parimos', con mucha contentura”.
La historia de El último cuadro de Luz Belmondo parte del relato de Carlos Sederino, integrante del taller, que narra un encuentro entre su madre y una reconocida artista plástica. Según su recuerdo, la madre le contó que el cuadro que preside el living se lo pintó esta artista con el agregado de decirle que ellas eran “hermanas cósmicas” y otros datos precisos de su vida. Esta anécdota fue el disparador para que los talleristas comenzaran a delinear y trabajar el argumento, que resultó en el flamante filme cordobés.
“Es una película coral, con muchos personajes que van aportando enseñanzas a Martín, mi personaje. Estuvieron muy cuidadas la anécdota y mi persona, mis compañeros me recordaban que era una historia personal y que se trabajaría con ella. Siempre me quedó en claro que se tenía que transformar la historia y tenía que crecer. Había una melancolía muy tranquila en mí, fue una anécdota familiar, de mi madre, que expuse y fue elegida. Fue muy loco que muchas cosas que se guionaron después me pasaron. Confusiones, relación de pareja, enamoramiento. Es una película dentro de una película, porque contamos la historia del taller. Y se guiona algo que me termina pasando. Un guiño muy extraño, creo que no tiene explicación. Más allá de esto, me sentí muy bien. Fui a buscar herramientas como guionista, sobre todo, y curiosear en dirección porque siempre me gustaba saber qué es lo que pasaba detrás de cámaras. Yo laburo en publicidad como redactor, y quería estar desde ese lado también. Y cuando se creó la posibilidad de darle piel y voz a Martín fue fantástico. Nunca había pensado en la actuación y con la dirección de actores de Sharon Olazával y Rosendo Ruiz aprendí muchísimo. Me sentí muy contenido. La moraleja grande es que se puede hacer cine en Córdoba. Es todo positivo, no se sintieron las horas de rodaje, me despertaron muchas motivaciones y estoy muy agradecido. Te dan ganas de seguir haciendo cine todo el tiempo y más de esta forma”, explica Carlos.
Por su parte, Josefina González y Canu Álvarez nos cuentan el diseño desde la dirección de arte, vestuario y maquillaje.
“Desde la puesta de arte en la película se trabajó con paletas de colores diferentes para resaltar las dos esferas o los dos ambientes por los que se mueve el personaje principal. Por un lado, la vida cotidiana, la rutina, el trabajo y la relación estancada de pareja, en la que predominan los colores pasteles. Por otro lado, el mundo artístico en el que empieza a incursionar Martín, en el que predomina una paleta con colores más vivos. Para esta última esfera tuvimos como referencia a Marta Minujín y al Arte Pop, ya que la anécdota original se trata de ella y luego se reemplazó su nombre por el de Luz Belmondo. En cuanto a la ambientación y escenografía de las escenas ficcionales dentro la película, nos decidimos por una puesta más teatral, ya que nos permitía reforzar la idea de ficción dentro de la ficción y, a la vez, nos permitía jugar con ese cambio constante entre ensayo y realidad, siempre acompañado y reforzado por el trabajo de cámara. Si bien todos los equipos de trabajo estaban delimitados y cada uno tenía un rol y tareas específicas, desde un comienzo los lineamientos y conceptos en cuanto al arte se definieron de manera colectiva. También predominó un trabajo muy colaborativo y estrecho con el área de foto”.
Lo que nació como un sueño de un puñado de asistentes a un taller, hoy se ilumina en las salas cinematográficas. El último cuadro de Luz Belmondo estrenó en mayo en el Cineclub Municipal, se exhibe en junio en el Centro Cultural Córdoba y le espera un derrotero por otras salas capitalinas, varias provincias argentinas y algunos festivales de cine.
Adoramos los finales felices.
Ficha técnica: El último cuadro de Luz Belmondo (Argentina, 2019. 90')
Elenco: Carlos Sederino, Sofía Ferrero Cárrega, Carolina Martini, Nicolás Sincovich, Jackie Bini, Sharon Olazaval, Gracielo Le Due, Mariana Moretto, Nina Rigozzi, Florencia Boasso, Canu Álvarez, Galia Kohan y Mario Cuomo. Dirección: Alejandro Cozza - Rosendo Ruiz/ Guion: Talleristas 2016/ Asistencia de dirección: Sofía Ferrero Cárrega - Nicolás Sincovich/ Dirección de actores: Sharon Olazaval/ Producción: Inés Moyano - Jackie Bini - Carolina Martini/ Asistencia de producción: Rocío Giagante - Ivana Martínez/ Dirección de fotografía: Nicolás Acosta Koenig/ Cámara: Gracielo Le Due/ Foquista: Nicolás Arselán/ Gaffer: Lula Barbero/ Eléctricos: Antonio Castillo - Rodrigo Lazarte - Octavio Benítez - Pablo Rearte/ Dirección de sonido: Exequiel Casanova/ Microfonistas: Francisco Palomeque - Alejo Navarro/ Música: Enrico Barbizi/ Post-producción de sonido: Manuel Yeri - FacuCorsini - Gracielo Le Due/ Dirección de arte: Josefina González/ Utilero: Luciano Ferrari/ Vestuario y Maquillaje: Canu Álvarez - Aylen Cabanay - Nina Rigozzi/ Montaje: Nicolás Acosta Koenig - Alejandro Cozza - Rosendo Ruiz/ Asistencia de montaje: Nicolás Sincovich - Josefina González/ Diseño gráfico: Agustín Jatuff. Dirección general: Alejandro Cozza, Inés Moyano, Rosendo Ruiz.
Trailer: https://vimeo.com/336381254
Jackie Bini

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