Una y Mil Galias
Allí
estaba, levantando una ovación entre cientos de asistentes al Teatro Griego, en
un recital por el día de la mujer. Y también estuvo allí, en La Cochera,
cómplice del Paco Giménez, en otra de las tantas obras que los vieron juntos.
Pero, además, sentados en las cómodas butacas del Cineclub, la vimos allí, en
la pantalla, viviendo otras vidas y emocionándonos. Y en bares y pubs, teatros
de pueblos y coliseos, elencos oficiales e independientes, aventuras colectivas
y en solitario. Es todas ellas y es ella misma, siempre. Galia Kohan se multiplica en el arte. Personaje de nuestra cultura
cordobesa, aunque se define como actriz de provincia, su talento no conoce
fronteras.
La historia
de su vida, sus inquietudes, sus sueños, fluyen con la misma naturalidad e
intensidad con las que vive.
“Estudié en
la Facultad de Filosofía Letras Modernas y me recibí de licenciada y profesora,
especializándome en lingüística. Siempre adoré el lenguaje, las palabras, su
significado más profundo, creo que todo se va acomodando en este relato de cómo
llegué al teatro. Me llamaron como cantante para integrar el elenco de una obra
infantil en el teatro El Duende dirigido por Jorge Magmar. Empezaron los
ensayos y el director me propuso que actuara, me hizo hacer algunas improvisaciones
y me dio el visto bueno. Esa tarde en el patio de su casa me recibí de actriz. Luego
con ese grupo y con tan solo 18 años nos fuimos de viaje por todo el norte
argentino, Bolivia y Perú. En esa gira iniciática aprendí mucho sobre esta
tarea de las artes escénicas ya que fui sonidista, utilera, cosía y planchaba
vestuarios y todo ese increíble mundo del detrás de escena. A veces metía la
pata como una vez en Bolivia en que tuve que manejar una grabadora de cinta
abierta, muy sofisticada para mis rudimentarios conocimientos. Y como no la
sabía utilizar muy bien mandé la música en los momentos inapropiados y el
director cortó la obra y entró a la cabina enojadísimo y después no sé cómo
terminó la cosa, creo que bien. La obra siguió, te estoy hablando de una época
en que nada era digital por supuesto.
“A mi
regreso continué con mis estudios en la facultad, eran los años 70, de grandes
movilizaciones. El Cordobazo nos había atravesado, en la universidad vivíamos
de asamblea permanente. En ese contexto surge el grupo La Chispa, la política y
la militancia nos interpelaba en nuestras creaciones colectivas, participamos
de las grandes movidas de la época junto a la gente de Canto Popular organizando
festivales en sindicatos y funciones barriales.
“La música
y el teatro siempre corrieron paralelas en mi trayectoria. Hice café-concert en
Elodia con Doña Rosa, Raúl Ceballos, interpretando canciones acompañada por Luis
Alesso y Francisco Heredia. Con Ricardo Baró y su grupo musical hicimos con el
genial actor Danilo Devizia ´Las Galias de Danilo´. Con Miguel Iriarte participé como actriz de sus
grandes éxitos del teatro cordobés haciendo temporadas en Carlos Paz de ´Eran
cinco hermanos y ella no era muy santa´, ´San Vicente Super Star´, ´Las
Gallegas´. Hice muchas obras musicales
para niños, con dirección de Manuel González Gil y de Héctor Pressa. He sido titiritera
del elenco estable de la Provincia, me he trasladado por diferentes ámbitos de
la actividad, he pasado por la dramaturgia para niños y la dirección. Trabajo
en teatro La Cochera junto a Paco Giménez con mi grupo Delincuentes Comunes
desde hace más de 35 años, creando nuestras propias obras con las que
participamos en eventos y festivales nacionales y extranjeros con excelentes
críticas y a veces recibiendo algún que otro premio. Siempre estuve en Córdoba,
me considero una actriz de provincia. Desde el 2014 al 2016 viajaba cada 15
días a Buenos Aires cuando fui Jurado de Calificación de Proyectos del
Instituto Nacional del Teatro, cargo que obtuve por 2 años por concurso. Dedicada
al teatro desde muy joven, trabajé durante 30 años en el teatro San Martín como
integrante de la Comedia Infanto Juvenil, cargo que obtuve también por
concurso.”
Los recuerdos
y su presente se suman y pujan por ocupar un espacio en estas páginas. Pero
seguramente no podremos hacer justicia ante lo amplia y versátil de su
trayectoria artística. E intentamos esta síntesis de vida, apenas una pincelada
de todo lo que hizo y hará.
¡Pero no
nos olvidemos del cine, Galia!
“Mi
relación con el cine es desde la más tierna infancia. me recuerdo con mis
padres volviendo a pie del cine Astral en Alta Córdoba todos los domingos. Luego
con mis amigas de la cuadra a la matinée a ver 2 o 3 películas en una tarde. Años
después, al centro, al Sombras, al Lumiere, al Ángel Azul y a todos los cineclubes.
Soy adicta a las pantallas. Siempre que he sido convocada como actriz a
participar en alguna filmación he aceptado, he actuado en innumerables trabajos
finales de alumnos de la universidad y luego en algunas pelis profesionales. ´Oasis´
sobre la vida de Saint-Exupéry filmada en Entre Ríos, coproducción con Francia.
´La Herencia´ de Sergio Schmucler, que fue la última actuación de Ulises Dumont.
´Boca de Fresa´ protagonizada por Érica Rivas y Rodrigo de la Serna, con
dirección de Jorge Zima. ´El Grillo´ con dirección de Matías Herrera y el
equipo del Calefón, con la que participamos en el Festival Internacional de Mar
del Plata en la competencia latinoamericana. Y más reciente, ´El último cuadro
de Luz Belmondo´ de Rosendo Ruiz y Alejandro Cozza”.
Nos vamos
despidiendo, con la sensación que ese largo camino recorrido todavía tiene
muchos tramos más para desandar. ¿Quedan asignaturas pendientes?
“Siempre me
interesó el trabajo de la voz y el canto y la voz del actor, tuve la
posibilidad de conocer a mi maestra Kosana Lucca del Roy Hart Teather. Recorriendo
mi historia siento que todo se fue acomodando caprichosamente según las épocas
y las posibilidades a las que puede acceder una actriz en una ciudad como Córdoba,
como te digo me considero una actriz de provincia, con mis tiempos más lentos,
un tanto abúlicos. Agradezco haberme cruzado en la vida con maravillosos
compañeros actores con los que he compartido los rituales antes de entrar a
escena, risotadas, gritos, peleas, viajes y giras y cientos de anécdotas
divertidas y no tanto. Me gusta mucho escribir, pero me falta un poco de valor
y constancia, admiro profundamente a los escritores. Prefiero las actividades
no tan solitarias, el teatro y el cine son experiencias milagrosas de grupo, de
equipo y eso es lo que me atrae, trabajar con el otro, con el ritmo de la
respiración del equipo que sostiene la escena y eso es lo que extraño en estos
momentos”.
Por Jackie Bini
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