Argentina, Brasil y Chile coproducen la ópera prima de la joven directora Agustina San Martín, reconocida por sus cortos No hay bestias (2015), La prima sueca (2017) y Monstruo Dios (2019). Matar a la bestia participa de la Competencia Argentina en el 36° Festival Internacional de Cine de Mar del Plata.
Así comienza relatando la directora sobre la elección del paisaje que es otro más de los protagonistas de su película: “Matar a la bestia está filmada en Misiones, en El Soberbio y en El Dorado y unos pocos días en Posadas. Emula ser en todos los casos (El Soberbio sí lo es), la frontera entre Argentina y Brasil. Me fascinan las fronteras en sí mismas, primero como concepto, como simbología del fin de una cosa y el inicio de otra. Como una especie de espacio donde las cosas no tienen clasificación. Hace mucho que tengo una ´tara´ con Misiones y siempre vuelvo ahí a filmar. Me maravilla y absorbe imaginar historias ahí. Me impactó mucho cuando estaba escribiendo esta película con Constanza Sandoval, la directora de fotografía y amiga personal de toda la carrera, empezamos a tomar buses por todo Misiones, buscando pueblos que nos llamen la atención. Y en eso apareció El Soberbio, donde la gente habla portuñol, está cruzando todo el tiempo la frontera, la señal de televisión agarra de cualquier país. Entonces ahí sentí que, si había una historia de despertar sexual en la adolescencia, y de orientación sexual también, el lugar tenía que ser la frontera”.
Sobre su forma de trabajo, la realizadora comenta que “las películas salen mucha plata y eso es una responsabilidad. Entonces siento que hay un trabajo que se puede hacer muy artesanal con la dirección, que es lo que me enamoró de esto. Pensar y pensar las cosas. Y en eso, lo que armo es lo que llamo la ´biblia de rodaje´, un libro de cientos de páginas donde está todo: el guion, las imágenes de referencia que indican cómo quiero que sea la iluminación, tengo los dibujos de storyboard, anotaciones de recursos formales que siento que puedo aprovechar. Nos reímos con Constanza porque decimos que es como si estuviésemos pintando un cuadro, pero en cada frame. Sé que no en todos los trabajos voy a poder tener ese nivel de obsesividad pero hasta ahora hubo espacio”.
Agustina San Martín cuenta que la elección de los protagonistas fue poco convencional: “cada una de las actrices vino de un lugar diferente. Julieth Micolta la casteamos en Chile, João Miguel y Kaique de Jesús en Brasil, Ana Brun de Paraguay y las dos hermanas de Buenos Aires. Pero resulta que los castings fueron virtuales y nos conocimos en el set. Fue poco tradicional en ese sentido, la falta de presupuesto nos hizo que buscáramos así y quedar contentos con las sorpresas del resultado”.
“El sonido lo hizo Mercedes Gaviria. Ya nos conocíamos porque habíamos trabajado juntas en el corto (Monstruo Dios, 2019) y teníamos un código en común. Casi que ya hablábamos en código, así que fue muy sencillo de trabajar en la película. Muchas de las cosas del sonido están pensadas desde antes, pero también mucho se construye después y con un trabajo casi poético que tenemos con Mercedes, en donde nos sentamos y hablamos en términos intangibles y ella lograba bajar en cosas concretas. Ella tiene una forma de acercarse al sonido de una manera muy hermosa y siempre propone también. Era cuestión de tener esa estética en común, en claro nuestras referencias, que es un cine sensorial” expresa Agustina.
Arrastrando su valija por un camino de tierra roja, Emilia llega al albergue que regentea su tía, en la frontera entre Argentina y Brasil. Su madre ha muerto y su hermano, de quien hace rato no hay noticias, está por ahí en algún lugar. Nadie le da la bienvenida: a su tía no le interesa la familia, y se dice que en el pueblo acecha una bestia terrible que podría ser la encarnación de un hombre maligno que se ensaña en particular con las mujeres. Los hombres se arman para ir a buscarla. Pero las mujeres no parecen asustadas: en ellas se percibe una fuerza subterránea que late al calor pegajoso de la selva. Una frontera no es más que una línea que cualquiera puede cruzar. En Matar a la bestia, esta idea no es solo geográfica: fantasía y realidad, adolescencia y adultez (y, en otro orden, narración y experimentación) se mezclan. Creando un espesor sonoro y visual extraordinario, Agustina San Martín le da forma a un mundo misterioso donde el deseo femenino quizás pueda vencer al miedo.
Ficha Técnica:
G: Agustina San Martín
F: Constanza Sandoval
E: Ana Godoy, Juan Godoy, Hernán Fernández, Agustina San Martín
DA: Agustín Ravotti
S: Mercedes Gaviria Jaramillo
M: O Grivo
P: Diego Amson, Lucila de Arizmendi, Aline Mazzarella, Matheus Peçanha, Florencia Rodriguez, Dominga Ortúzar, Santiago Carabante
CP: Caudillo Cine, Estúdio Giz, Oro Films
I: Tamara Rocca, Ana Brun, Julieth Micolta, Sabrina Grinschpun, João Miguel
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